Europa ante la encrucijada de la Inteligencia Artificial: entre la libertad científica y la soberanía tecnológica
Europa ante la encrucijada de la Inteligencia Artificial: entre la libertad científica y la soberanía tecnológica
Por Santiago Carretero Sánchez
Profesor Titular de Filosofía del Derecho y Abogado
La Inteligencia Artificial (IA) no es ya una promesa, sino un vector estructurante de las sociedades contemporáneas. En este contexto, el artículo de opinión titulado “La inteligencia artificial y el futuro de Europa: un momento decisivo”, publicado en El País el 10 de febrero de 2025 y firmado por personalidades del calibre de Yann LeCun, Nuria Oliver, Francesca Rossi y otros referentes europeos en el ámbito de la IA, plantea con claridad una disyuntiva de fondo para el continente: ¿cómo conjugar la excelencia científica, la autonomía estratégica y el respeto a los derechos fundamentales?
Los autores alertan de una desventaja competitiva de Europa respecto a los polos hegemónicos de desarrollo de IA —principalmente Estados Unidos y China— y abogan por una inversión pública decidida en talento, infraestructuras y centros de investigación abiertos, con libertad de exploración científica. Denuncian una aproximación excesivamente precavida de algunos marcos regulatorios europeos que, si bien responden al loable propósito de proteger los derechos fundamentales, pueden generar efectos disuasorios sobre la innovación académica y tecnológica.
Desde una perspectiva iusfilosófica, el núcleo del debate no se reduce a un conflicto binario entre innovación y garantía jurídica, sino que exige un enfoque dialéctico entre el principio de precaución tecnológica y el principio de libertad científica, ambos de raigambre constitucional. El artículo subraya esta tensión al reivindicar un ecosistema jurídico que permita a los investigadores europeos competir en condiciones equitativas, sin quedar constreñidos por normativas excesivamente burocratizadas o de difícil implementación práctica.
Asimismo, los firmantes del texto instan a las instituciones comunitarias a adoptar un enfoque menos punitivo y más habilitante. La llamada a favor de un “modelo europeo de IA” no puede reducirse a un lema normativo sin respaldo financiero, institucional y educativo. El principio de soberanía digital, invocado con frecuencia en el discurso político, debe ir acompañado de políticas públicas robustas, estratégicamente orientadas y dotadas de seguridad jurídica.
Desde el punto de vista de la Filosofía del Derecho, lo planteado por LeCun y Oliver evoca el imperativo de configurar la IA no como una amenaza a los derechos, sino como un instrumento de su realización efectiva, dentro de un modelo deliberativo, racional y proporcional. La regulación de la IA en Europa no debe petrificar la técnica, sino acompañarla jurídicamente, conformando un marco de justicia algorítmica, control institucional y responsabilidad civil y penal bien delimitadas.
En conclusión, el artículo constituye una valiosa aportación al debate contemporáneo sobre la gobernanza tecnológica, y debe ser leído como un manifiesto a favor de un humanismo digital activo, exigente y jurídicamente comprometido. No se trata de abdicar del Derecho en aras de la innovación, sino de innovar con Derecho y desde el Derecho.
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