La Inteligencia Artificial en los Bufetes de Abogados: ¿Innovación o Riesgo Jurídico?
La Inteligencia Artificial en los Bufetes de Abogados: ¿Innovación o Riesgo Jurídico?
Por Santiago Carretero Sánchez,
Profesor Titular de Filosofía del Derecho, Abogado
Introducción
La transformación digital ha alcanzado definitivamente al
sector legal. Lo que antes parecía exclusivo del ámbito tecnológico o
financiero, hoy es una realidad palpable en los despachos jurídicos: la
implementación de sistemas de inteligencia artificial (IA) como parte
de la práctica profesional diaria. Este avance plantea una serie de interrogantes
éticos, deontológicos y normativos, que merecen ser analizados en
profundidad por los operadores jurídicos.
I. El fenómeno de la IA en el ejercicio profesional
Según reporta el medio Noticias Jurídicas en
su publicación del 25 de mayo de 2025, los bufetes de abogados están
adoptando soluciones basadas en inteligencia artificial para optimizar tiempos,
gestionar expedientes, analizar jurisprudencia y elaborar documentos jurídicos
con mayor eficiencia (Noticias Jurídicas, 2025).
Estas herramientas permiten realizar tareas que
anteriormente requerían horas de trabajo humano, tales como:
- Revisión
documental automatizada (legal tech)
- Búsqueda
inteligente de jurisprudencia
- Elaboración
de borradores contractuales o escritos procesales
- Análisis
predictivo de decisiones judiciales
II. Implicaciones jurídicas y deontológicas
Sin embargo, el uso de IA en la actividad jurídica plantea
múltiples desafíos:
1. Confidencialidad y secreto profesional
El tratamiento de datos personales y documentos sensibles a
través de sistemas automatizados puede comprometer el deber de
confidencialidad, reconocido en normas como el artículo 5 del Código
Deontológico de la Abogacía Española y en la normativa sobre protección de
datos (RGPD y LOPDGDD).
2. Responsabilidad profesional
¿Quién responde si una herramienta de IA comete un error que
perjudica al cliente? Esta pregunta exige una reconfiguración de los
supuestos de responsabilidad civil profesional, en especial en lo relativo
a la supervisión humana y al deber de diligencia del abogado que decide
utilizar estos sistemas.
3. Transparencia algorítmica y supervisión
La entrada en vigor del Reglamento (UE) sobre
Inteligencia Artificial establece que muchas aplicaciones jurídicas
están consideradas de alto riesgo, lo que obliga a cumplir con
requisitos estrictos de auditoría, trazabilidad y supervisión humana
continua.
III. ¿Hacia una nueva praxis jurídica?
Lejos de considerar la IA como una amenaza, su adecuada
implementación puede constituir un valioso apoyo para la función
jurídica, siempre que se mantenga el control humano, el juicio profesional
y el cumplimiento de las garantías esenciales del Derecho. No sustituye al
abogado, pero sí potencia su capacidad operativa.
Es previsible que en los próximos años se desarrolle un
marco normativo específico para el uso de IA en la abogacía, tanto en el ámbito
deontológico como en el procesal, tributario y contractual, más que previsible
lo vemos inevitable.
Conclusión
La irrupción de la inteligencia artificial en el mundo
jurídico no es una cuestión de futuro, sino de presente. Su aceptación,
regulada y crítica, permitirá al profesional del Derecho adaptarse a
los nuevos estándares de calidad, eficiencia y seguridad que exige la
sociedad digital. Como operadores jurídicos, tenemos la responsabilidad de
liderar este cambio sin perder de vista los principios esenciales que
rigen nuestra profesión.
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