yung-Chul Han: el pensador de la era digital que denuncia la autoexplotación y la pérdida de lo humano
Byung-Chul Han: el pensador de la era digital que denuncia la autoexplotación y la pérdida de lo humano
por Santiago Carretero Sánchez, Profesor Titular de Filosofía del Derecho, URJC
En mayo de 2025, el filósofo germano-coreano Byung-Chul Han ha sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, consolidando su figura como uno de los intelectuales más influyentes del siglo XXI. Este reconocimiento no solo honra su capacidad analítica, sino también su estilo ensayístico breve, aforístico y provocador, que ha acercado la filosofía a un público amplio sin sacrificar profundidad.
Una crítica a la positividad neoliberal
Byung-Chul Han se ha dedicado a desenmascarar los mecanismos invisibles de dominación en las sociedades contemporáneas. En “La sociedad del cansancio” (2010), su obra más difundida, argumenta que el sujeto contemporáneo ha dejado de ser un sujeto disciplinado para convertirse en un sujeto de rendimiento, aparentemente libre, pero víctima de la autoexplotación. El imperativo del “tú puedes” sustituye al “debes”, generando patologías psíquicas como el burnout, la depresión o el trastorno por déficit de atención.
Este análisis se prolonga en obras como “La sociedad de la transparencia” (2012), donde denuncia la obsesión contemporánea por la visibilidad total, promovida por las redes sociales, que elimina todo espacio para el misterio, la intimidad y el pensamiento crítico. La transparencia, lejos de ser emancipadora, se convierte en una forma de control.
La expulsión de lo otro y la estetización de lo igual
Otra línea central de su pensamiento es la eliminación de la alteridad en las sociedades neoliberales. En “La expulsión de lo distinto” (2017), Han sostiene que estamos asistiendo a una radical homogeneización del mundo, donde todo lo que es diferente, lento, conflictivo o improductivo es rechazado. Lo igual ya no genera conflicto, sino consumo. El multiculturalismo, la disidencia o la otredad se convierten en amenazas a una sociedad que busca la eficiencia y la positividad a toda costa.
Una ontología de lo digital
En “En el enjambre” (2014) y “Psicopolítica” (2014), analiza cómo el poder ya no se ejerce desde la represión externa, sino desde una seducción interna mediante datos, algoritmos y dispositivos digitales. Las redes sociales se convierten en herramientas de control voluntario, y el sujeto se transforma en empresario de sí mismo, productor constante de contenido, imagen y valor. La libertad ha sido absorbida por la lógica del rendimiento.
El retorno de lo contemplativo
Frente a esta lógica del rendimiento y la conectividad permanente, Han propone una recuperación de lo contemplativo, de lo ritual y de la lentitud. En “El aroma del tiempo” (2009) y “La desaparición de los rituales” (2019), aboga por una temporalidad más pausada, cargada de sentido, frente al tiempo acelerado, disperso y vacío de la sociedad digital.
En “No-cosas” (2021), profundiza en cómo la digitalización ha desplazado los objetos tangibles por flujos de información sin sustancia, debilitando la experiencia real del mundo. Según Han, la pérdida de las “cosas” es también pérdida de mundo, y por tanto, de sentido.
Tradición oriental y melancolía occidental
Uno de los elementos distintivos del pensamiento de Han es su fusión de la filosofía occidental (Nietzsche, Heidegger, Foucault) con el pensamiento oriental (zen, taoísmo, budismo coreano), lo que le permite proponer salidas no productivistas a las patologías actuales. En textos como “La salvación de lo bello” (2015) y “Loa a la tierra” (2018), el filósofo recurre a la naturaleza, la estética y la contemplación como formas de resistencia.
Un pensador entre el retiro y la influencia global
A pesar de su enorme influencia, Byung-Chul Han rehúye la exposición pública. Vive de forma retirada en Berlín, cultivando un pequeño jardín, tocando el piano y escribiendo con una productividad sostenida pero reflexiva. Este estilo de vida encarna su filosofía: una crítica radical a la hiperconectividad desde la práctica de la desconexión y el cuidado de sí.
Con el Premio Princesa de Asturias de 2025, su obra queda consagrada como uno de los intentos más lúcidos por interpretar críticamente la condición humana en la era digital, alertando contra la banalización de lo humano y proponiendo un nuevo humanismo desde el silencio, la contemplación y la diferencia.
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