Estados Unidos Redefine su Estrategia en IA: Entre Desregulación, Control de Exportaciones y Nuevos Estándares Éticos
Estados Unidos Redefine su Estrategia en IA: Entre Desregulación, Control de Exportaciones y Nuevos Estándares Éticos
Fuentes:
The Guardian, 23/07/2025
Barron’s, 23/07/2025
The Verge, 23/07/2025
Reuters, 24/07/2025
1. Introducción: un nuevo paradigma regulatorio en EE.UU.
El 24 de julio de 2025 marca un punto de inflexión en la política estadounidense sobre Inteligencia Artificial (IA). La Administración Trump ha lanzado un conjunto coordinado de medidas ejecutivas y legislativas que abarcan desde la desregulación interna hasta el control estratégico de exportaciones, con un claro objetivo: mantener la hegemonía tecnológica global frente a la creciente competencia de China y la Unión Europea.
2. Órdenes ejecutivas: la IA “anti-woke” y la eliminación de salvaguardas
Las tres órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Trump buscan:
Desregular procesos de autorización en infraestructuras críticas de IA, acelerando proyectos estratégicos.
Revocar salvaguardas federales previas que limitaban la recolección de datos para entrenar modelos, justificándolo en nombre de la “competitividad nacional”.
Impulsar una IA “anti-woke”, prohibiendo cualquier política de sesgo positivo o inclusividad algorítmica financiada con fondos federales.
Desde una óptica jurídica, estas medidas implican un retroceso en principios de no discriminación y en la protección de derechos fundamentales, aunque se justifican bajo el paraguas de la libertad empresarial y la neutralidad ideológica.
3. Plan Estratégico Nacional: centralización y presión sobre los estados
El AI Action Plan, presentado paralelamente por la Casa Blanca, tiene un triple objetivo:
Financiar infraestructuras y modelos open source a través de fondos federales.
Condicionar ayudas económicas a los estados que adopten marcos “menos restrictivos”, introduciendo un efecto de presión política sobre los entes federados.
Coordinar una narrativa de liderazgo global, vinculando la IA con la seguridad nacional y la supremacía económica.
Esta estrategia refuerza la preeminencia federal frente a las regulaciones estatales, planteando serias dudas constitucionales sobre el principio de autonomía de los estados en materia de protección de consumidores y datos personales.
4. Restauración de la moratoria y fragmentación normativa
La reintroducción de la moratoria federal frente a leyes estatales más restrictivas tiene dos consecuencias inmediatas:
Bloquea iniciativas como el Texas AI Governance Act, que habían impulsado modelos de transparencia y soft law.
Aumenta el riesgo de litigios competenciales entre estados y federación, reabriendo debates clásicos sobre el alcance de la Cláusula de Supremacía en materia de innovación tecnológica.
5. Control de exportaciones: chips y geolocalización obligatoria
La recomendación del Departamento de Comercio, respaldada por la Casa Blanca, introduce verificación obligatoria de geolocalización en chips de IA avanzada, con el fin de evitar su uso por “naciones adversarias”.
Este control plantea un dilema jurídico entre:
Soberanía tecnológica y seguridad nacional,
Respeto a acuerdos internacionales de comercio y al principio de libre circulación de bienes.
Desde un punto de vista técnico, supone un paso hacia un modelo de compliance transnacional, con implicaciones directas para fabricantes y exportadores.
6. Impulso ético y responsabilidad en contratación federal
En contraste con la línea desreguladora, un grupo bipartidista de senadores propone el AI Global Action Plan, que incorpora:
Códigos éticos obligatorios para contratistas federales,
Evaluaciones de impacto en derechos fundamentales,
Cooperación internacional en estándares de IA responsable.
Esta iniciativa, aunque aún preliminar, refleja una tensión interna entre el impulso político de la Casa Blanca y sectores que apuestan por una legitimidad basada en confianza pública.
7. Conclusiones: liderazgo tecnológico vs. legitimidad jurídica
El conjunto de medidas adoptadas revela una estrategia dual: mientras la Administración Trump busca acelerar la hegemonía tecnológica mediante desregulación y control geopolítico, otros actores estadounidenses intentan reforzar la responsabilidad jurídica y ética.
La clave será comprobar si este modelo mixto puede sostenerse sin comprometer la confianza social y sin generar una fragmentación normativa que afecte a la seguridad jurídica, tanto en EE.UU. como en sus socios comerciales.
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