La metamorfosis del aprendizaje jurídico: ¿Están preparados los despachos y Universidades?
La metamorfosis del aprendizaje jurídico: ¿Están preparados los despachos?
Por Santiago Carretero, Profesor Titular de Filosofía del
Derecho, Universidad Rey Juan Carlos
Fuente: Eva Bruch, Ni másteres ni diplomas: La nueva forma
de aprender (y sobrevivir) en un despacho, Artificial Lawyer, 7 julio 2025.
Vivimos una transformación sin precedentes en la forma de
ejercer y aprender Derecho. La irrupción de la Inteligencia Artificial
Generativa y el avance continuo de la tecnología han puesto en entredicho no
solo los marcos regulatorios, sino también los cimientos de la formación
jurídica clásica. El artículo de Eva Bruch sintetiza con precisión este
fenómeno: el modelo tradicional ya no basta.
1. Formación jurídica clásica: ¿modelo agotado?
Másteres, cursos de posgrado y programas universitarios,
concebidos para contextos estables, muestran hoy serias limitaciones. La
velocidad con la que se transforma el entorno jurídico —impulsado por la IA y
su regulación asimétrica (Reglamento europeo de IA, AI Bill of Rights
estadounidense)— exige nuevas formas de capacitación: formación ágil,
multidisciplinar, experiencial e inmersiva.
La lógica acumulativa del saber jurídico ya no es
suficiente. Lo que se impone es una lógica adaptativa: aprender a aprender.
2. Simuladores, microcredenciales y trayectorias
personalizadas
El futuro de la formación jurídica no está anclado en el
aula, sino en entornos híbridos de aprendizaje. Bruch propone ejemplos ya en
fase de prueba:
Abogados junior formándose en módulos sobre smart contracts
mediante simuladores con feedback automatizado.
Ingenieros o científicos de datos integrándose en despachos
a través de rutas formativas que combinan fundamentos legales y casos reales.
Cada módulo genera microcredenciales que certifican
competencias específicas, útiles, dinámicas y conectadas con la realidad
profesional.
3. Equipos jurídicos híbridos y nuevos perfiles
Como subraya el informe “Future of Professionals 2025” de
Thomson Reuters, el ejercicio del Derecho tenderá de forma estructural a la
colaboración interdisciplinar. En los despachos ya conviven —o deberían
convivir— abogados, ingenieros, diseñadores UX, psicólogos, médicos o
matemáticos. Un abogado capaz de traducir riesgos tecnológicos en cláusulas
comprensibles para el cliente será más valioso que uno que solo domine el
articulado.
Mark A. Cohen lo expresa con nitidez: no es solo un cambio
de negocio, es un cambio de mentalidad y de estructura organizativa.
4. ¿Y los despachos españoles?
Algunos bufetes en España han comenzado tímidamente a
ofrecer formación interna en IA y metodologías ágiles. Pero la mayoría sigue
anclada en modelos formativos lentos, desconectados del cambio tecnológico.
Esta inercia genera una brecha formativa y de talento que pronto afectará a la
competitividad y la fidelización de clientes.
5. Una advertencia estratégica
El artículo concluye con un aviso claro: no hay un margen
cómodo para adaptarse. La confianza del cliente en los próximos años se ganará
demostrando capacidad de adaptación. No actuar ya, no transformar los equipos
ni revisar los planes formativos, no es una posición neutra: es un riesgo
estratégico.
No se trata de predecir el futuro del Derecho, sino de
prepararse activamente para él. Como afirma Bruch, la pregunta no es si
cambiará el modelo tradicional del despacho, sino si estaremos preparados
cuando lo haga.
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