De la respuesta inmediata al diálogo formativo: la apuesta de OpenAI por una IA pedagógica CHATGPT ESTUDIO
De la respuesta inmediata al diálogo formativo: la apuesta de OpenAI por una IA pedagógica
Santiago Carretero Sánchez
Profesor Titular de Filosofía del Derecho, Universidad Rey Juan Carlos
De la respuesta inmediata al diálogo formativo: la apuesta de OpenAI por una IA pedagógica
Santiago Carretero Sánchez Profesor Titular de Filosofía del Derecho, Universidad Rey Juan Carlos
En un entorno educativo cada vez más condicionado por el acceso masivo a modelos de lenguaje generativos, OpenAI ha lanzado en agosto de 2025 una nueva funcionalidad para ChatGPT denominada Modo Estudio (Study Mode). Se trata de una herramienta que pretende reconvertir la IA de asistente de atajos hacia el aprendizaje genuino, mediante el uso de estrategias de diálogo socrático y acompañamiento pedagógico.
Este lanzamiento refleja una preocupación ética y educativa cada vez más compartida: el uso acrítico de la inteligencia artificial por parte del alumnado puede fomentar prácticas de dependencia cognitiva y desincentivar los procesos de razonamiento autónomo. En lugar de limitarse a ofrecer soluciones cerradas, el Modo Estudio busca activar el pensamiento crítico del estudiante mediante preguntas guía, control de conocimiento y pistas orientativas.
La lógica del tutor, no del solucionador
La clave técnica del nuevo sistema reside en un conjunto de instrucciones personalizadas, desarrolladas con asesoramiento de expertos en pedagogía, que alteran el comportamiento por defecto de ChatGPT. En lugar de proporcionar directamente la solución a una tarea, el modelo redirige la conversación hacia preguntas estructuradas, comentarios progresivos y comprobaciones de comprensión. Se intenta así replicar, aunque sea de forma artificial, el papel de un tutor socrático, que interroga más que responde.
Desde el punto de vista de la filosofía del conocimiento, este viraje supone una ruptura con la lógica del “resultado inmediato” que caracteriza muchas de las aplicaciones actuales de IA en el ámbito educativo. Se sustituye la eficacia por la reflexión, y la inmediatez por la construcción paulatina del saber. El modelo deja de ser un “proveedor de respuestas” para convertirse en un facilitador del proceso formativo.
Datos sobre el uso de ChatGPT en el entorno educativo
La medida no es gratuita ni meramente experimental. Según datos recientes, uno de cada tres estudiantes universitarios ya utiliza ChatGPT en su actividad académica diaria, y cerca del 26 % de los adolescentes estadounidenses lo emplearon para resolver tareas escolares durante el año 2024. Estas cifras alertan sobre la extensión real del fenómeno y la dificultad de distinguir entre uso legítimo, dependencia funcional y fraude académico.
La reacción institucional ha sido variada: desde universidades que han restringido el uso de ChatGPT en evaluaciones, hasta centros que han decidido incorporarlo como recurso formativo dentro de entornos controlados. En ese contexto, el Modo Estudio representa una tercera vía: no censurar el uso de la IA, sino redefinirlo pedagógicamente.
El límite: el sistema de honor
Una de las críticas más inmediatas al Modo Estudio reside en su arquitectura técnica: la funcionalidad opera bajo un sistema de honor, es decir, sin restricciones externas. El estudiante puede, en cualquier momento, salir del Modo Estudio y volver al ChatGPT estándar para obtener respuestas completas. Por tanto, su eficacia dependerá exclusivamente de la disposición voluntaria del usuario a optar por una vía más lenta pero formativa.
Desde una perspectiva ética, esta apelación a la voluntad del estudiante conecta con un modelo de responsabilidad personal que ya no se apoya en mecanismos de vigilancia o sanción, sino en una autonomía moral en el uso de tecnologías poderosas. ¿Es realista confiar en la autorregulación del alumno en un entorno de alta presión evaluativa? ¿Puede la pedagogía socrática ser eficaz en un marco algorítmico?
Funcionamiento práctico del Modo Estudio: ejemplo interactivo
El Modo Estudio se activa al seleccionar la función desde la interfaz de ChatGPT. Una vez dentro, el modelo asume un patrón conversacional específico: evita dar respuestas completas de inmediato y, en su lugar, estructura la interacción a través de prompts guiados, preguntas abiertas, pistas secuenciales y ocasionales verificaciones de comprensión.
Ejemplo:
Estudiante: ¿Cuál fue la causa de la Revolución Francesa? ChatGPT (Modo Estudio): Antes de darte una respuesta directa, ¿qué factores crees tú que podrían haber generado un malestar social en Francia en el siglo XVIII? ¿Has considerado elementos económicos, políticos o ideológicos? Estudiante: Creo que los impuestos y la desigualdad social fueron importantes. ChatGPT: Excelente. ¿Podrías identificar qué estamento sufría más esa carga fiscal? ¿Y cómo influía eso en la legitimidad de la monarquía?
Este ejemplo muestra cómo se busca que el estudiante reconstruya activamente el conocimiento en lugar de recibirlo de forma pasiva. La IA actúa como un guía que estimula el pensamiento, en lugar de un agente que sustituya el razonamiento propio.
Consideración final: repensar la IA desde la filosofía del aprendizaje
El lanzamiento del Modo Estudio por parte de OpenAI no debe analizarse como una simple mejora técnica, sino como una intervención ideológica en el diseño de los usos posibles de la IA. Requiere, por tanto, una lectura crítica y una valoración desde las ciencias de la educación, la ética de la tecnología y la filosofía del Derecho. Supone una invitación a reorientar la inteligencia artificial hacia fines formativos, respetando la autonomía del estudiante pero ofreciéndole un entorno estructurado que favorezca su desarrollo intelectual.
La educación jurídica —y universitaria en general— no puede permanecer ajena a esta transformación. No basta con prohibir el uso de IA: es necesario enseñar a usarla correctamente, introducir criterios de reflexión crítica y generar entornos de aprendizaje donde el razonamiento, la argumentación y la autonomía sigan siendo centrales. De lo contrario, la tentación del atajo prevalecerá sobre el compromiso con el conocimiento.
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