Propuesta de China para un organismo global de IA: ¿hacia una gobernanza internacional de la inteligencia artificial?
Propuesta de China para un organismo global de IA: ¿hacia una gobernanza internacional de la inteligencia artificial?
Resumen. En la World Artificial Intelligence Conference celebrada en Shanghái, el primer ministro chino Li Qiang advirtió sobre el riesgo de que el desarrollo de la inteligencia artificial se convierta en “un juego exclusivo de unos pocos países y empresas” y propuso la creación de un organismo internacional de cooperación para la IA. El presente texto analiza las implicaciones jurídicas y de gobernanza de dicha propuesta, desde una perspectiva de Derecho digital.
La relevancia jurídica de la propuesta
Aunque pueda interpretarse inicialmente como una declaración política, la iniciativa tiene una clara dimensión jurídica: un organismo internacional de IA podría configurar estándares globales sobre transparencia algorítmica, sesgos, responsabilidad por daños y protección de datos; favorecer la coordinación regulatoria entre marcos divergentes —como el AI Act europeo y las normas sectoriales estadounidenses—; y afectar al comercio y la competencia internacional al mitigar riesgos de concentración tecnológica.
Modelos de gobernanza internacional aplicables
Desde la perspectiva del Derecho internacional, la futura institución podría estructurarse de distintas maneras:
- Foro de cooperación técnica: similar a la OCDE, con guías técnicas y mecanismos de intercambio.
- Agencia internacional especializada: una entidad con capacidad normativa más robusta —en la línea de la OACI u OMC—, lo que implicaría mayores retos de aceptación y ejecución.
- Panel consultivo o régimen de soft law: modelos como los instrumentos de la UNESCO para la ética de la IA, que operan mediante recomendaciones no vinculantes.
Implicaciones para el Derecho digital
La propuesta subraya la necesidad de abordar la fragmentación normativa. Un organismo internacional podría impulsar la armonización y el reconocimiento mutuo de estándares, con beneficios para operadores jurídicos y usuarios. No obstante, plantea cuestiones sobre soberanía regulatoria y sobre qué actores (Estados o empresas) tendrán influencia real en la elaboración de las reglas.
Reflexión final
La iniciativa de Li Qiang constituye más que una declaración geopolítica: es un llamamiento a pensar la regulación de la IA en términos globales. Si la Unión Europea ha avanzado con el AI Act y organismos multilaterales incorporan la IA en sus agendas, la propuesta china añade presión para que los principales actores negocien reglas comunes. La cuestión decisiva es si estarán dispuestos a ceder grado de autonomía regulatoria a favor de un marco compartido.
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