Una ministra sin voz propia: IA y Estado de derecho
Una ministra sin voz propia: IA y Estado de derecho
Por Santiago Carretero, Profesor Titular de la Universidad Rey Juan Carlos
Albania ha nombrado recientemente a Diella, una inteligencia artificial, como miembro de su gabinete con la tarea de supervisar las contrataciones públicas. El Gobierno presenta la medida como una apuesta por la transparencia, pero surgen dudas sobre su constitucionalidad y legitimidad democrática.
Desde un punto de vista normativo, delegar funciones ministeriales en una IA tensiona principios esenciales: legalidad, responsabilidad y rendición de cuentas. Una máquina no puede ser interpelada en el Parlamento ni asumir responsabilidad política o penal. Por ello, su papel debería limitarse a herramienta técnica bajo control humano.
La regulación europea de IA ofrece un referente: exigir transparencia, supervisión humana y posibilidad de impugnación judicial. Si Albania quiere que la innovación no erosione su Estado de derecho, deberá garantizar auditorías externas, explicabilidad de los algoritmos y que toda decisión final lleve la firma de un responsable humano.
En conclusión, el caso de Diella muestra cómo la incorporación de la IA en la administración pública no debe convertirse en espectáculo político. Solo será legítima si se articula dentro de un marco normativo claro que preserve la democracia representativa y los derechos fundamentales.
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