Cuando la IA interpreta el Derecho: hacia una doctrina no humana

 


Cuando la IA interpreta el Derecho: hacia una doctrina no humana

19 de octubre de 2025 — Autor: Santiago Carretero, Profesor Titular de Derecho y Tecnología, Universidad Rey Juan Carlos

La irrupción de la inteligencia artificial generativa ha alcanzado el corazón de la teoría jurídica. Lo que hasta hace poco era terreno exclusivo de juristas humanos —la interpretación, la argumentación y la construcción doctrinal del Derecho— comienza a verse acompañado por sistemas capaces de analizar textos normativos, detectar patrones jurisprudenciales y elaborar razonamientos jurídicos con una consistencia que, en muchos casos, sorprende por su coherencia formal. En este contexto, algunos autores han empezado a hablar de una doctrina judicial no humana, expresión que resume la posibilidad de que la IA se convierta en un actor relevante en la producción de conocimiento jurídico.

De la doctrina humana a la doctrina algorítmica

La función doctrinal —interpretar, ordenar y sistematizar el Derecho— ha sido históricamente un ejercicio intelectual, dependiente del contexto cultural y del método jurídico. Sin embargo, los modelos de IA generativa, multimodal y agéntica ya son capaces de operar sobre vastos conjuntos de datos legales, correlacionar sentencias, reconstruir razonamientos judiciales y proponer interpretaciones plausibles. Este fenómeno, descrito en Infobae (19 de octubre de 2025, “La IA generativa, multimodal y agéntica como fuente del Derecho”), supone el tránsito desde una doctrina humana hacia una doctrina algorítmica, que replica y amplifica los procesos de abstracción jurídica.

La cuestión no es meramente tecnológica, sino epistemológica y jurídica. Cuando la IA interpreta normas y las recontextualiza, actúa como un productor de conocimiento jurídico. Esa producción puede influir en decisiones judiciales o en la redacción normativa, especialmente si los sistemas son integrados en plataformas oficiales de asesoramiento o en motores de búsqueda jurídica con función interpretativa. Surge así un desafío de legitimidad: ¿hasta qué punto un razonamiento generado por un modelo estadístico puede formar parte de la doctrina que orienta la práctica jurídica?

Legitimidad, sesgo y responsabilidad

El desplazamiento del razonamiento jurídico hacia sistemas automáticos plantea una problemática de fondo: la legitimidad del discurso producido por una entidad no humana. La doctrina jurídica tiene valor porque se funda en la razón, la experiencia y la deliberación; pero un modelo algorítmico carece de conciencia, intención o responsabilidad moral. Su discurso es resultado de correlaciones, no de convicciones. Si tales modelos son entrenados con jurisprudencia sesgada o normativa incompleta, los resultados reproducirán esos sesgos con apariencia de neutralidad.

Además, la responsabilidad por los efectos de estas interpretaciones es difusa. No existe una atribución clara entre el programador, el operador y el usuario final. En el ámbito jurídico, esa indeterminación resulta especialmente grave: una interpretación generada por IA que oriente un razonamiento judicial o académico podría consolidar un error estructural en la comprensión del Derecho positivo. La transparencia y la auditabilidad de estos sistemas se convierten, por tanto, en requisitos esenciales para evitar que el razonamiento jurídico pierda su carácter deliberativo y humano.

Hacia un constitucionalismo cognitivo

La expansión de la IA como agente interpretativo del Derecho ha dado lugar a una propuesta conceptual conocida como constitucionalismo cognitivo. Esta noción, desarrollada por diversos teóricos del Derecho digital, sostiene que los sistemas de IA pueden participar en procesos deliberativos y de construcción normativa, siempre que su actuación esté sometida a control humano, transparencia y revisión pública. Se trata de un modelo de coexistencia cognitiva entre juristas e inteligencia artificial, en el que el conocimiento jurídico se genera de forma colaborativa, pero sin renunciar al principio de responsabilidad personal y a la autonomía del razonamiento humano.

El reto del constitucionalismo cognitivo consiste en preservar los valores fundacionales del Derecho —racionalidad, justicia, deliberación— dentro de un entorno tecnológicamente mediado. No se trata de sustituir la función doctrinal, sino de integrarla en un ecosistema donde la inteligencia humana y la artificial actúen en sinergia, con criterios éticos, metodológicos y jurídicos claramente delimitados.

Reflexión final

La posibilidad de que la IA se configure como fuente auxiliar del Derecho obliga a repensar la arquitectura de la producción jurídica. Frente a la tentación de delegar la interpretación normativa en sistemas automatizados, la respuesta debe ser una supervisión humana rigurosa y una regulación clara que garantice la trazabilidad de los razonamientos. La doctrina, incluso cuando sea asistida por IA, debe seguir siendo un ejercicio de responsabilidad intelectual y ética.

Fuente: Infobae, “La IA generativa, multimodal y agéntica como fuente del Derecho”, 19 de octubre de 2025. Disponible en: https://www.infobae.com/opinion/2025/10/19/la-ia-generativa-multimodal-y-agentica-como-fuente-del-derecho/

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