EL DOCUMENTO ANTIQUA ET NOVA DE LA SANTA SEDE POR EL USO ÉTICO DE LA IA

Santiago Carretero Sánchez

Profesor titular de Filosofía del Derecho, Abogado


 La Santa Sede ha adoptado una postura proactiva respecto a la inteligencia artificial (IA), reconociendo su potencial para promover la paz y la seguridad, pero también advirtiendo sobre los riesgos éticos y morales que conlleva su uso indebido. En particular, el Papa Francisco ha enfatizado la necesidad de una regulación internacional que garantice un desarrollo y aplicación ética de la IA. En un mensaje dirigido al Foro Económico Mundial en Davos en enero de 2025, el Pontífice destacó que la IA podría agravar la actual "crisis de la verdad" al producir resultados casi indistinguibles de los generados por humanos, subrayando la importancia de una supervisión rigurosa por parte de gobiernos y empresas para abordar las complejidades de esta tecnología. 

Además, la Santa Sede ha manifestado su preocupación por el uso de sistemas de armas autónomas. En agosto de 2024, durante una intervención en las Naciones Unidas, el representante del Vaticano afirmó que "los sistemas de armas autónomas no pueden considerarse entidades moralmente responsables", enfatizando que la capacidad única de juicio moral y toma de decisiones éticas es inherente al ser humano y no puede ser replicada por algoritmos, por complejos que sean. 

En línea con estas preocupaciones, en enero de 2025, el Vaticano publicó el documento "Antiqua et Nova", que ofrece directrices éticas para el uso de la IA en diversos sectores, incluyendo la guerra, la atención médica y la educación. Este documento subraya que la IA debe complementar, no reemplazar, la inteligencia humana, y advierte sobre los peligros de confiar en la IA para la privacidad y la vigilancia, así como el riesgo de que la información falsa generada por IA pueda desinformar al público. 

Estas iniciativas reflejan la creciente intersección entre la inteligencia artificial y el ámbito jurídico, evidenciando la necesidad de marcos regulatorios que aborden los desafíos éticos, legales y sociales emergentes con el avance de esta tecnología. La posición de la Santa Sede destaca la importancia de mantener la centralidad de la persona humana en el desarrollo y aplicación de la IA, asegurando que esta sirva al bien común y respete la dignidad humana.


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